Javier del valle Monagas Maita
No es juego lo que acontece en contra de Venezuela. Pero si vemos bien las
circunstancias. Eso es producto de nuestra esencia de pueblo. Dentro de nuestra identidad (Que
es como decir genes) habita la rebelión, la inconformidad y la disposición a
luchar por nuestra independencia. Ese es un rasgo que da origen a nuestras reacciones,
muchas veces inesperadas. En verdad nunca nos ha importado si nos acompañan o
no, aunque tenemos la virtud de que esos genes rebeldes no son de nuestra
exclusividad y se ha repartido por el mundo de una manera tan cuantiosa como
insospechada.
En
estos días escuche las declaraciones de uno de esos militares domados del
pasado. Uno de esas alimañas que habitan, pero no viven. De esos que se caracterizan por su cobardía y
que prefieren masacrar a sus pueblos desarmados, para no enfrentar a los amos
bien armados y que bajo el pago de una deshonrosa posición económica y
politiquera, les tuerce el brazo hasta la indignidad más inhumana
(pregunten a Carratú Molina) el citado esperpento con forma de gente
decía, que a Venezuela aun bien equipada
militarmente, la barrerían en una
semana. Claro está que ese infeliz saca las cuentas en base a su ineptitud y a
su baja ralea. Es que tanto esos ignorantes, como su amo engreído. Desconocen
algo que es intrínseco a la idiosincrasia venezolana, y hasta diría Latino - Sur
- Caribeña (Abya Yala): el orgullo sano
y el amor a la libertad. De eso solo
conocen quienes tienen el virus del amor a la independencia en su esencia
existencial de pueblo. Más nadie.
No me creo masoquista. Pero jamás me ha gustado la posición de
piñata y, creo que para estar guindando inerme. Mejor es caer y rodar. Quizás
al dar vueltas, arrastremos al enemigo
(No se por que siempre recuerdo al camarada Chávez recomendando la
lectura, análisis y comprensión del “arte de la guerra” de “Sum Tzu”) aunque
entiendo su intención.
Me gusta andar con los pies bien apoyados en el suelo - aun descalzo – De esa
forma, no me caigo a engaños ni me duermo en sueños banales. Ya se ha dicho
que el engaño es una trampa que conduce a la muerte: primero moral y
después física.
Venezuela desde que dió aquel tímido
paso inicial de recuperar su industria petrolera, del hierro y el
aluminio, a partir de 1998, con una
elección que pintaba ser una herramienta
algo inusual y de cuya experiencia pasado en el Chile glorioso de Salvador
Allende (malaya su mujer e hija) fue destruida a punta de traiciones,
engaños, mentiras, odios sembrados, rencores discriminatorios y maldades
sangrientas. Pero como nuestra identidad
nos indica, insistimos en el camino menos doloroso para el pueblo en elecciones, bajo reglas dudosas y poderes
parcializados del poder entreguista instituido: asumimos el reto –
afortunadamente bajo una buena orientación y un excelso guía. Más esa acción, nos puso de frente a la
bestia sanguinaria imperial. Desde ese momento se sabe que solo era cuestión de
tiempo para que los malditos hijos del pueblo yanqui, asuman su rol títere de
aplicar las instrucciones y maldades de sus amos colonizadores Sion judíos-
católicos (La maldición arropa solo a los que asumen las armas como
mercenarios, tropas y serviles para ir a asesinar pueblos inocentes en defensa
de intereses ajenos a ellos mismos y su nación)
Por que no puedo librar de culpa a quienes aprietan el gatillo de las
armas que les dan para matar. Ellos también tienen culpa y deben pagar sus
crímenes.
Venezuela es Venezuela. No es mejor ni peor que ningún pueblo. Es solo que tenemos
como costumbre enfrentar imperios y derrotarlos aun, estando en condiciones de
inferioridad armada, pero en superioridad de conciencia y autoestima (Esa terca historia que odia el imperio lo
confirma)
Tengo la certeza de que el enemigo atacara. Ya no le queda más recurso. Todos los caminos
intentados en más de 16 años le han fallado.
Ellos, no cejaran y menos en este momento cuando lo que poseemos en este
país es vital para sostener su magro sistema de vida signado por la vanidad,
perversión, derroche y lujuria y para querer seguir teniendo un imposible
status de supremacía global. Tal como
contra otros pueblos, trataran de tomar por la fuerza de las armas, lo que no
han podido de otras formas viles. El problema para ellos es que este es un
pueblo que no se entrega, no se rinde y mientras más le agreden, mas se
encoleriza y batalla. La lucha será larga y cruenta. Pero al final ese imbécil
enemigo, engreído y torpe. Se enterará de
que cometió un error que habrá de pagar.
Si atacaran. Ese será su peor error. Les juro que así lo reseñara la
historia futura.
Abogado
con patria
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